Tintoretto

Museo Nacional del Prado
Junio, 2007

Por el poder de su imaginación, el virtuosismo de sus pinceles, la fuerza de su personalidad y la magnitud de su producción, Tintoretto dominó la pintura veneciana en la segunda mitad del siglo XVI. Desde entonces ha tenido apasionados seguidores y acérrimos detractores, pero a nadie ha dejado indiferente, como admitiera ya en 1568 uno de sus más acerados críticos, Giorgio Vasari, cuando lo calificó del “cerebro más extraordinario que jamás haya tenido la pintura”.

Jacopo Comin, alias Robusti, alias Tintoretto (1518/1519-1594), nacido en Venecia de una familia originaria de Brescia, compartió con Tiziano y Veronés una misma bravura del pincel puesta al servicio de nuevas exigencia narrativas, pero fue más allá al crear un estilo que sintetizaba lo veneciano y lo toscano, aunando el colorido de Tiziano con el dibujo de Miguel Ángel.

Esta exposición, la primera monográfica dedicada a Tintoretto desde 1937, reunió obras de todos los géneros, aunque haciendo hincapié en la pintura narrativa religiosa, en la que alcanzó sus mayores logros en grandes composiciones sabiamente equilibradas por el uso del color y la luz, donde la figura humana en movimiento se erige en piedra angular de su arte.