1.217 niños con malaria atendidos por Médicos Sin Fronteras con la ayuda de la Fundación Pryconsa

La República Centroafricana es uno de los países más pobres del mundo. Se sitúa en el penúltimo puesto del Índice de Desarrollo Humano, solo por delante de Níger. Los enfrentamientos armados llevan más de nueve años asolando el país.

Con una población que no llega a los seis millones de habitantes, alrededor de 650.000 son desplazados y más de 575.000 han cruzado la frontera para encontrar refugio en los países vecinos. La gran mayoría de los que permanecen en el país se encuentra en una situación de absoluta necesidad y depende de la ayuda humanitaria de las organizaciones no gubernamentales que pueden operar en la zona. El acceso a la atención médica, a la comida y al agua potable es muy restringido a causa del conflicto.

Además, la presencia de enfermedades endémicas, como la malaria, y la alta prevalencia del VIH o la tuberculosis repercute directamente sobre la salud de las personas. La llegada de la Covid-19 no ha hecho más que empeorar la situación.

El proyecto del Hospital de Batangafo es uno de los más longevos de Médicos Sin Fronteras. Sirve a una población estimada de 900.000 personas. Es el único de la región y es capaz de proporcionar atención médica de calidad, totalmente gratuita, a las personas que sobreviven atrapadas en esta zona al noroeste del país.

Con la ayuda de la Fundación Pryconsa, se tratará desde el hospital a 1.217 niños que sufren malaria grave, una enfermedad que afecta sobre todo a los menores de 5 años. No tratarla a tiempo suele tener consecuencias mortales.

 

Foto: La doctora Anna-Clara Ivrasson atiende a un niño enfermo ©James Oatway / MSF